José Luis Salas nos lleva por el Camino de Santiago Francés, de Puente la Reina a Burgos. Cada jueves nos colamos en una etapa de su diario. Hoy la etapa 7 en el camino de Santiago: Belorado - Agés.
La luz débil del amanecer comienza
a entrar por la ventana. El día ha madrugado más que nosotros. Nos
levantamos más tarde que otros días. Hace fresco, hay una ligera
llovizna y Pepe con los estigmas de la etapa de ayer. Cruzamos el río
Tirón por un puente peatonal de madera que la tradición atribuye a San
Juan de Ortega. Es la belleza de las cosas útiles, la honradez de los
materiales.
Monte a la izquierda y cereal a la derecha. También algunos árboles
frondosos. Crece la luz del alba. Amanecer de niebla en Tosantos,
mientras vemos los cerros y la ermita rupestre de la Virgen de la Peña.
Enseguida llega Villambistia, la Villa de Laín el Bestia, su primer
poseedor. Después de Espinosa del Camino entramos en el Valle de Oca
entre campos de cereales. Pasamos por el ábside de San Felices, resto
del monasterio mozárabe dedicado a san Félix, maestro de san Millán y
donde se dice que se enterró al conde castellano Diego Porcelos,
fundador de Burgos. Aquí conocemos a Serena, italiana de cerca de
Rímini, que viene de Tosantos. Nos cuenta que, en el albergue
parroquial, el cura inculca a los peregrinos la idea de ir tranquilos,
de no levantarse demasiado temprano, de noche, para poder ver el Camino y
que ha dormido en el campanile.
En Villafranca tardamos en comer un bocadillo. El bar está lleno y el
dueño dice que tenemos mucha prisa, pero que él no tiene ninguna. Cerca
está el pozo de San Indalecio, cuyos restos fueron trasladados en el s.
XI a San Juan de la Peña y, después, a la catedral de Jaca. Río Oca.
Aquí comienza Castilla y Tierra de Campos. En el poema de Fernán
González se dice: “Entonces era Castiella un pequeño rincón / Era de
castellanos Montes de Oca mojón”. La montaña enmarca la imagen.
En la fuerte subida a los Montes de Oca, cada vez hay más niebla y el
bosque de robles parece fantasmagórico. En la Fuente de Mojapán los
robles se mezclan con repoblaciones de coníferas. El camino es bueno y
ancho. En el Alto de la Pedraja nos detenemos en el Monumento a los
Caídos. La pista forestal llanea mientras la niebla va levantando.
Paramos para comer algo y llega Patricia, de Barcelona, que ha
coincidido con Serena en Tosantos.
Pasan todos los conocidos. Una chica cuenta que fue a urgencias a
curarse una ampolla y tuvo que advertirle al médico que la tenía en el
pie, porque le revisaba las piernas. En esta zona, uno de los parajes
más temibles, infestado de alimañas y forajidos, hubo varios hospitales
como uno cisterciense del que se conserva la Ermita de Valdefuentes. Los
peregrinos se unían en grandes grupos para defenderse mejor.
Descenso suave hasta San Juan de Ortega donde hay mucha gente. Sol,
nubes, no excesivo calor. El santo nació en 1080 y fue colaborador y
discípulo de Santo Domingo de la Calzada. Es patrono del Colegio de
Aparejadores y Arquitectos técnicos. Era famosa su intercesión contra la
esterilidad, y por eso visitó el santuario Isabel la Católica en 1477.
En el monasterio, en cada equinoccio, un rayo de luz penetra desde el
exterior a través de un pequeño orificio e ilumina la escena de la
Anunciación en un capitel, metáfora del alumbramiento del Niño Jesús por
el Espíritu Santo. Hacemos una foto, que es ese momento salvado del
tiempo.
Seguimos hasta Agés, en cuyas cercanías murió don García en 1054,
siendo enterrado aquí hasta su traslado a Santa María de Nájera. El
albergue está bien, aunque los servicios algo escasos, como siempre.
Comemos aquí mismo y Ángel, que está en otro albergue, cura el pie a
Pepe. Después de la siesta llegan Maika y Lukas. Por la tarde damos un
pequeño paseo, porque hace viento y frío. En la cena nos despedimos de
Serena y Patricia, que mañana saldrán más tarde. Se acerca el final.
Ahora que esto se acaba, Pepe va cogiéndole el tranquillo y ya duerme
mejor.
Autor: José Luis Salas
Referencia: http://www.diariodealcala.es/articulo_c/general/2620/etapa-7-belorado-ages
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