Sancho I era el segundo hijo del rey Ramiro II de León y Doña Urraca de Navarra, hija a su vez de la poderosa reina Toda Aznar de Navarra. Sancho I, llamado el Craso, fue rey de León (956-958 y 960-966)
Ramiro II falleció en el año 951, y tras su muerte ascendió al trono su primogénito Ordoño III (951-958), este se había casado muy joven con Urraca de Castilla, hija del intrigante conde de Castilla Fernán González.
El breve reinado de Ordoño fue muy accidentado, por un lado tenia que contener los constantes ataques de las tropas musulmanas y por otro aplacar las revueltas internas. Unas de las mas sonadas fue el intento fallido por parte de su hermano Sancho por hacerse con el trono. A Sancho le apoyó Fernán González, como venganza, al ser su hija Urraca repudiada por Ordoño. No obstante, no fue hasta la temprana muerte de su hermano, cuando Sancho I fue coronado rey de León en el, en el año 956.
El joven rey, era de carácter orgulloso, engreído y poco inteligente, eso, junto a que ya presentaba una obesidad extremada, la cual le impedía andar, montar a caballo, y mucho menos enarbolar las armas para dirigir los combates, provocaba el desprecio de los nobles y la mofa del pueblo. Circunstancia que aprovecho el astuto Fernán González para fomentar el descontento popular y tramar una conspiración, que culminó con la marcha de Sancho para refugiarse en Navarra junto a su abuela Toda.
Como rey de León se nombró a Ordoño IV (958-960), al que llamaban el malo y el jorobado, por tener un carácter débil y ser enfermizo y deforme. Casado con Urraca de Castilla, viuda de Ordoño e hija de Fernán.
Era octogenaria la reina Toda cuando acogío a su nieto, con la idea de restablecerlo en su trono. Para ello puso en marcha un plan, pedir ayuda a su sobrino, el califa de Córdoba Abd-al-Rhamán III, el cual no dudo un momento en cooperar, a cambio de que, tras la vuelta al trono de Sancho, le fuesen entregadas diez fortalezas fronterizas del margen del Duero.
En primer lugar debía devolver a su nieto “la primitiva astucia de la ligereza”, para lo cual el Califa le envió al famoso médico judío Hasday ibn Saprut, quien debería de ocuparse del tratamiento de adelgazamiento, para lo cual viajaron al califato de Córdoba, un viaje lleno de aventuras, tal y como se narra el en libro de Ángeles de Irisarri “El viaje de la reina”.
Hoy en día, el tratamiento que se le impuso al pobre Sancho en la corte de Medinat al-Zahra, es mas una modalidad de tortura que una dieta de adelgazamiento. A Sancho le cosieron la boca, con una pequeña abertura para poder absorber con una pajita los alimentos que se le proporcionaba, que eran solamente líquidos, nada de solidos…..bebía agua de sal, de azahar, menta o toronjil, y cocimientos de verduras, bardana, cola de cerezo, diente de león, miel de enebro o arrope de saúco, todo ello en su justa cantidad para proporcionarle siete comidas al día.
El tratamiento, como es lógico, produjo en el paciente vómitos y diarreas diarias, que a punto estuvieron de acabar con su vida.
Durante el tratamiento y para que pudiese soportar el ayuno casi total, se ordenó que se le atara a la cama y se le aplicasen sedantes, baños de vapor para sudar y masajes para ir tensando la piel.
Una vez perdidas las primeras arrobas, el personal instruido, le ayudaban a caminar tirando de unas cuerdas, mientras el paciente se apoyaba en un andador hecho a medida.
La dieta duro 40 días tras los cuales Sancho había perdido casi la mitad de su peso, con su nueva figura, el rey tenia muchas menos molestias en las rodillas, podía caminar unos cuantos kilómetros diarios e incluso había sido capaz de yacer con una mujer.
Asi de esbelto, Sancho emprendió la recuperación de su trono, con la ayuda de las huestes musulmanas proporcionadas por el califa. En el año 960, recupera el trono, pero incumple la promesa de rendir vasallaje y el impago de los tributos pactados con Adb-al-Rahmán III, al tener conocimiento de la muerte del califa, se considera dispensado de cumplir con sus compromisos.
No fueron muy felices los últimos años de su reinado, por un lado era atacado por Al-Hakam I, hijo del califa, que le recriminaba su actitud, por otro no fue capaz de gestionar sus dominios, por lo que la nobleza y el pueblo estaban descontentos, provocando un levantamiento popular por parte de la nobleza gallega. Sancho I realizó una expedición por tierras gallegas y portuguesas, consiguiendo apaciguar los conflictos. El 16 de noviembre de 966, encontrándose en el monasterio de Lorbán, unos de los nobles gallegos, le regaló una manzana envenenada. El rey enfermó y murió a los tres días en el camino de regreso a León.
Publicado por isadora
Referencia: http://www.historianecdotas.comoj.com/la-dieta-de-los-40-dias-de-sancho-i-el-craso/
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