domingo, 3 de agosto de 2008

Historia de un pueblo

«Oña es la flor de estos valles». El día 14 de agosto, a las 22.00 horas, esta frase dará inicio El Cronicón, que se celebra en la Iglesia de San Salvador de Oña. Los habitantes de este pueblo burgalés representan cada verano una obra que recoge parte de nuestra historia. Desde la muerte de Fernán González hasta el asesinato de Sancho II. Un siglo en el que Castilla pasó de ser un condado a convertirse en un reino, en el que sus ejércitos lucharon contra los musulmanes, y les vencieron; en el que los hijos de los reyes se enfrentaron entre ellos por sus derechos... Todos estos hechos son repasados por los actores en el altar de la iglesia.

El Cronicón es ya una tradición en Oña. Un espectáculo en el que participan aproximadamente 170 de los mil habitantes que tiene el pueblo. 120 de ellos son los actores que dan vida a personajes como Fernán González, Sancho García, Doña Urraca, Sancha, Ramón Berenguer, Sancho II, Almanzor o el Cid. La obra es resultado de los esfuerzos de todos ellos porque, como resume Berta Tricio, presidenta de la Asociación 'El Cronicón', «todo se hace en Oña: los trajes, los ensayos, los actores... excepto la luz, el sonido y la dirección de escena, todo lo demás lo hacemos los habitantes del pueblo».

Orígenes del pueblo
«La primera representación fue en 1987», recuerda Tricio, «lo propusieron los párrocos, que conocían espectáculos como el de Nájera y la gente del pueblo dijo que sí». Nacía así un proyecto en el que había que crear todo de la nada. «Eso fue lo más difícil, pero, a la vez, lo más emocionante». En Oña ya conocían la belleza de de su monasterio -que tiene un gran protagonismo dentro de la trama de la obra-, pero aún no conocían bien los orígenes de su pueblo ni la importancia que el templo tuvo, en el siglo XI, en la Historia de Castilla. Juan Luís Salcedo se ocupó de crear la dramatización de los hechos y Agustín Lázaro, que ahora es el canónigo fabriquero de la Catedral de Burgos, aportó los datos históricos.
Hoy, gracias a su trabajo, hasta los más pequeños conocen cada detalle de la historia que narra El Cronicón. Aunque no se den cuenta. «Hay niños que vienen a todos los ensayos y se saben los textos de memoria», explica Tricio.

Los actores más pequeños que participan en El Cronicón tienen cinco años -«así se van entusiasmando con la historia»- y los mayores rebasan la edad de jubilación. Muchos de ellos llevan años incorporando a los mismo personajes, sobre todo los protagonistas, algunos de los cuáles llevan ya 21 años interpretando el mismo papel. «El ambiente de trabajo es excelente, todos intentamos participar con el mismo cariño que el primer año», explica Tricio.

Compromiso
El compromiso de todos los que colaboran en el proyecto es muy importante a la hora de preparlarlo. Todos ellos tienen trabajos, ocupaciones y responsabilidades, pero tienen que buscar unas horas para ir a ensayar. Este año, han empezado a hacerlo el 28 de julio. A las siete de la tarde, cuando ya casi nadie trabaja y la iglesia, que aunque no tiene culto sí, que se enseña a los turistas, ya está cerrada.

Los ensayos generales, en los que ultiman los últimos detalles de la función, comenzarán el día 12, dos días antes de 'levantar el telón' en las cinco funciones que representarán este año. El Cronicón es cada vez más conocido, «llenamos todos los años», explica Tricio que asegura que un espectáculo como éste «da prestigio» al pueblo.

Esta 'notoriedad' turística se ha traducido en la creación de cuatrc sas rurales y la apertura de nuevos restaurantes. Aunque hay que reconocer que los turistas no acuden a Oña solamente por El Cronicón. El pueblo forma parte de la mancomunidad Raíces de Castilla, en la que también se encuentran las villas de Frías, Poza de la Sal. Para las tres localidades el turismo «es una de nuestras realidades y de nuestro futuro», según Tricio. La situación de Oña, que está en los montes Obarenes y «en las puertas de las Merindades» permite a los que se acerquen al pueblo «pasar el día» visitando el sus alrededores y antes de ver, por la noche, El Cronicón.

Milenario
En la villa también se pueden visitar la judería, la iglesia de San Salvador y la de San Juan, el arco de la Estrella, que forma parte de la muralla medieval y la fachada del Monasterio. Éste último edificio será el protagonista del Milenario, que la asociación del pueblo ya está preparando. Y es que ya queda poco tiempo para el año 2011, en el que el edificio, fundado en el 1011 por Don Sancho y Doña Urraca, que nombraron abadesa a su hija Tigridia. Este momento, uno de los más importantes en la historia de Oña, se relata en El Cronicón y los onienses no quieren que la fecha quede relegada al olvido. Por eso han organizado tres cursos de verano -se celebrará uno cada año hasta el 2011- en el que historiadores, arqueólogos, paleógrafos, geógrafos y teólogos comparten sus conocimientos sobre la historia de Oña.

Los habitantes del pueblo están orgullosos del monasterio y su fundación «es uno de los momentos más emocionantes de la función», asegura Tricio. El fin de la primera parte de la representación, cuando las huestes castellanas vencen al ejército musulmán, capitaneado por Almanzor también es uno de los momentos preferidos de todos los que acuden a la función. Y, por supuesto, cuando el cuerpo de Sancho II, que reposa en el pabellón real del monasterio, es llevado hasta allí por Rodrigo Díaz de Vivar. Así es como el final de El Cronicón es el comienzo de otro relato, el 'Cantar del Mío Cid'.

CRISTINA VASCO
http://www.nortecastilla.es/20080803/cultura/historia-pueblo-20080803.html


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